Residuos y unión, la materia prima para el futuro de una villa miseria argentina

Residuos y unión, la materia prima para el futuro de una villa miseria argentina

EFE | Cris Terceiro | Buenos Aires | 18 may 2016

Lugareños y voluntarios construyen “mano a mano” el primer eco-merendero de una villa miseria de la periferia de Buenos Aires para brindar “un sueño por el que luchar” a 84 personas sin recursos, gracias a una red solidaria construida a base de buena voluntad, conciencia social y kilos de residuos.

El proyecto surgió hace aproximadamente un año en el barrio de La Paz, en Monte Grande (provincia de Buenos Aires), cuando un grupo de chicos se reunía a diario para jugar a la pelota en casa de una familia humilde.

“Iniciamos haciendo unas tortas fritas y los chicos se quedaban”, explicó a Efe Patricia Carina Gamarra, coordinadora del proyecto y propietaria de la casa en la que residen actualmente un numeroso grupo de niños y mujeres, algunos indocumentados, en la zona junto a la que se creará el nuevo Merendero La Paz.

Se trata del primer edificio construido con eco ladrillos; es decir, botellas de plástico rellenas de basura no biodegradable comprimida y que, a la vez que cumplen una importante labor humanitaria, sacan casi diez metros cuadrados de residuos del medioambiente.

Chicos del barrio y jóvenes estudiantes trabajan, codo con codo, para levantar su refugio con 8.400 unidades de estos eco ladrillos que se apilan, unidos por cemento, y llevan grabado el nombre de la familia o persona que lo donó a modo de agradecimiento.

El Merendero La Paz pretende aglutinar a las nuevas generaciones de este barrio marginal para brindarles un proyecto de vida por el que luchar lejos de la delincuencia o la droga que campa a sus anchas por ciertas zonas del Gran Buenos Aires.

Según Gamarra, al principio buscaron apoyo político “de todos lados” y no consiguieron nada hasta que conocieron a Red Solidaria, un proyecto conformado por diversas “voluntades que se van agrupando por un objetivo común a través de la presentación por la confianza” y que ya cuenta con 500.000 voluntarios en todo el país.

Cuando le contaron el proyecto ideado con eco ladrillos, la coordinadora no entendía cómo sería viable esta construcción en una zona que padece frecuentes inundaciones.

Ahora, se muestra “sorprendida”, pero enfatiza que es “hermoso” saber que los niños tendrán un espacio “donde no se mojen, donde venir a hacer actividades, tomar la leche y poder estar”. En definitiva, “tener su lugar”.

Para quienes participan desde fuera es muy emocionante ver cómo los pequeños ayudan -como pueden- a construir su futuro.

“Estoy en el proyecto desde hace casi cuatro años porque me gusta ver cómo ayudo a los chicos y compartir un momento de alegría con ellos”, explicó a Efe Rodrigo Montero, adolescente colaborador en el merendero, pues para él es tranquilizador ver que todos se pueden divertir juntos y contar unos con otros “para lo que sea”.

Red Solidaria, por su parte, asegura que cuando llegaron al barrio de La Paz y les contaron el proyecto los encontraron “muy descreídos”.

“Es lógico, vienen de mucha palabrería sin acción desde lados que nosotros no compartimos. Y cuando empiezas a hacerlo y lo ven tangible se dan cuenta de que hay hechos, hay realidades y que colaboramos y trabajamos para eso. Ahí toman conciencia y se unen de forma inmediata”, explicó a Efe Gabriel Schneider, uno de los integrantes de Red Solidaria.

Esta “no organización” que opera sin dinero, como la define Schneider, aúna la solidaridad y la vida sustentable en un proyecto muy amplio con un montón de aristas a través de las que la gente puede colaborar como; por ejemplo, las iniciativas “Frío Cero”, la “Heladera Social” o “El Tejetón”.

Todas ellas destinadas a conseguir alimentos o ropas de abrigo para gente sin recursos y que, posteriormente, se distribuyen por diferentes puntos del país.

Schneider también quiso recalcar la importancia de “la unión” entre los participantes para que todos estos proyectos salgan adelante y “poder brindarle a la persona que lo necesita un sueño que pueda llevar adelante”.

Ese es el lado desde el que actúa la entidad en la que colabora para “educar en la solidaridad”, aseguró el voluntario, quien manifiesta que cada día son muchas las personas que, en sus ratos libres, se reúnen a ritmo de mate para colaborar en algo tan pequeño como puede ser tejer “cuadraditos de 20×20” con los que diseñar frazadas destinadas a abrigar a personas que realmente lo necesitan.

Para Red Solidaria son los niños “los generadores de cambio”; es decir, la vía más “fácil y rápida” de que los adultos puedan replicar acciones solidarias y medioambientales hasta concienciar así al grueso de la población.


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