La pasión tanguera de Copes y María Nieves recobra su esplendor en un film

La pasión tanguera de Copes y María Nieves recobra su esplendor en un film

EFE | Cristina Terceiro | Buenos Aires | 17 ene 2016

Podría decirse que Juan Carlos Copes y María Nieves son al tango lo que Coco Chanel a la moda; un referente capaz de desatar la “tangomanía” en Broadway y seducir al mundo por sus ganchos y movimientos, que ahora guían una película documental que narra su historia profesional desde lo personal.

“No va a haber jamás una pareja de tango como la nuestra y yo creo que fuimos la pareja del siglo XX y del XXI también”.

Así de contundente arranca la bailarina en la película documental de coproducción argentino-alemana que relata la trepidante carrera profesional de Juan Carlos Copes, de 84 años, y María Nieves, de 81, marcada por los constantes vaivenes de la relación sentimental de la pareja, a través de los testimonios de sus protagonistas.

Procedente de una familia extremadamente pobre de emigrantes gallegos, María Nieves Rego sintió la llamada del tango con solo cuatro años, cuando agarrada a una escoba bailaba al ritmo del 2×4 en la soledad de su hogar en Buenos Aires.

Ni ella ni Copes sabían bailar, ni pudieron ir a una academia para aprender este arte que forma parte del ADN argentino, pues en su época, “no existían”, asegura la artista en una conversación con Efe.

“Yo no sabía lo que era el tango ni que el tango era de dos. Yo me ponía a barrer y me iba de un lado al otro barriendo, pero esa música del tango, ya había algo dentro de mí que me llamaba”, explicó.

Empezaron bailando en las milongas de barrio, “la alegría de los pobres” matiza la estrella tanguera; sobrevivieron a la llegada de Elvis Presley y del rock, y lograron hacerse un hueco y un nombre en los escenarios del mundo sin más respaldo que el de algún empresario gallego que les habría las puertas de su escenario en la noche norteamericana cuando sólo viajaban con una maleta cargada de sueños.

Para María Nieves, Copes era “un carrito” al principio y “se dedicaba a pisar a las chicas”, detalló con una profunda sonrisa y ojos de añoranza de un tiempo que recuerda duro, pero también dorado.

“Encontré mi Stradivarius” reza Copes en el film sobre su pareja en los escenarios y con quien luchó por “hacer del tango como el jazz en Estados Unidos: algo grande”.

“Es muy difícil llegar y más difícil mantenerse, y nosotros nos mantuvimos allá arriba”, apuntó la bailarina, que confiesa que el secreto de esta danza es la “sensualidad y el cariño”.

Al cariño y los recuerdos de los años compartidos se suma también el rencor e incluso el odio que surgió entre la pareja tras su separación, después de que Copes rehiciera su vida junto a otra mujer y tuviese una hija.

Pese a todo, “el amor al tango” les permitió seguir.

“Yo soy muy auténtica. Si tengo que putear, puteo”, asegura la artista, quien no ha dudado en mostrarse tajante ante la actitud de su excompañero de vida y milongas, con quien logró conquistar a medio mundo durante más de 50 años, pero quien también -confiesa- la hirió profundamente su orgullo femenino.

Para María Nieves “se puede separar lo físico de lo artístico”, por lo que a pesar de sus diferencias, e incluso sin dirigirse la palabra, lograron seguir bailando juntos y explotando sus ganchos sobre una mesa chica, uno de los espectáculos que enamoró al público internacional.

A quienes ahora se inician en el universo del tango y a las nuevas promesas les pide “paciencia” y “constancia” para seguir con su pasión y lograr hacerse un nombre como el que ella consiguió junto a Copes.

“Que no permitan que el tango danza muera porque la música y el cantante tiene la suerte de tener una grabación que se va escuchando en el CD, pero el bailarín tiene que rendir examen cada noche para que la gente lo vaya conociendo”, asegura esta artista mientras apura su inseparable cigarrillo.

María Nieves está ahora más retirada de su rol como bailarina, pero aún así, de tanto en tanto imparte conferencias y charlas para jóvenes talentos del ritmo del 2×4 a los que siempre pide “que no dejen de bailar tango”.


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