EFE | Cristina Terceiro | Buenos Aires | 5 sep
Plata, generosidad y muchas horas de trabajo han logrado dar forma a la última creación del orfebre argentino Adrián Pallarols, un cáliz de plata que espera quedar “como testimonio” de la gira estadounidense que el papa Francisco realizará a finales de septiembre.
Cuando le plantearon el encargo desde la Catedral neoyorquina de San Patricio, Pallarols quiso ir más allá de lo que sería un regalo común y dar la vuelta a la propuesta para “generar un proyecto en el que la gente, al modo que el papa Francisco sabe manejarse, pudiera participar, pudiera sentirse involucrada e incluida”, explicó el artesano en una conversación con Efe.
De este modo, lanzó al aire la petición para que, todo aquel que así lo deseara, entregase pedacitos de plata, cadenas rotas o anillos que no servían, todo ello “sin valor comercial, pero con el sentido de que fuera algo que hubiese sido usado” y que hubiera formado parte de la historia afectiva de cualquier persona.
Con ayuda de las redes sociales y del boca a boca la iniciativa prosperó y Pallarols logró reunir entorno a siete quilos de plata con los que modelar el cáliz que el pontífice utilizará para oficiar una misa en el Madison Square Garden de Nueva York.
Este platero necesitó dos meses de intenso y cuidadoso trabajo para modelar el quilo y trescientos gramos de plata que contiene el cáliz.
Pero sin duda, lo más curioso son los simbolismos que esconde este recipiente, “casualidades o causalidades” que conectan a este delicado objeto con el Papa y el país norteamericano.
La más llamativa, las tres piedras preciosas en tonos rojo, blanco y azul que adornan el cáliz, y que homenajean a la bandera de Estados Unidos.
Pero no es la única coincidencia ya que estos mismos colores los comparte la Virgen Desatanudos, que es “la devoción del Papa Francisco”, así como las tres ciudades que visitará el Santo Padre, Filadelfia (azul), Washington (blanco) y Nueva York (rojo).
“Con esas tres piedras, esos tres lugares y estos tres colores se representa todo. La visita, la gente y la Virgen”, apuntó el artífice del diseño.
Por el momento, el papa no ha visto el trabajo, aunque sigue de cerca su evolución de la mano de Pallarols, a quien le une una gran amistad.
“Será una sorpresa para él”, expresó el orfebre, que considera al pontífice un padre espiritual cuya relación va más allá de su cargo como “funcionario de la Iglesia”.
El artesano argentino asegura que “lo más revolucionario que tiene este papa Francisco es que nunca ha dejado de ser sacerdote”, pues se mueve y piensa como tal, algo que intenta transmitir a la Iglesia de hoy.
Para Pallarols, “el premio más grande es la distinción afectiva” que suponen este tipo de encargos que le vinculan al Santo Padre, a pesar de no ser especialmente religioso.
“Él confía ciegamente en mí. Me quiere incondicionalmente, me trata como un hijo y el premio para mí es ese”, aseguró.
Todo lo demás es para el joyero fruto de las circunstancias.
El cáliz partirá el próximo 16 de septiembre para Estados Unidos y será el propio autor el encargado de transportar esta obra con la que espera hacer que la ciudadanía “se sienta feliz y representada”, pues su objetivo más grande es “que esto llegue al corazón de la gente” por haber captado el deseo de muchos.
Pero esta iniciativa que parte de la gente para volver a la gente no finaliza aquí: el dinero de los cinco quilogramos de plata que han sobrado tras elaborar el cáliz serán donados a una causa benéfica elegida por Francisco.
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