EFE | Cristina Terceiro | Sabucedo (Pontevedra), 26 jul 2015
La conocida Rapa das Bestas de Sabucedo (Pontevedra) enfrenta a dos fuerzas tradicionales de la naturaleza, puesto que la bravura de los hombres se mide a la de caballos salvajes en una lucha cuerpo a cuerpo que el público jalea.
Por un lado, los caballos salvajes de las sierras gallegas; y por el otro, los luchadores. Como testigos de excepción son miles los visitantes privilegiados que se acercan a contemplar un rito ancestral. Sudor, esfuerzo, polvo, niebla y nerviosismo están presentes en esta convocatoria.
La singular gesta, un auténtico espectáculo visual, lleva a centenares de personas a jalear a los ‘aloitadores’ -nombre que reciben los luchadores- por sus incansables muestras de ingenio y bravura con los caballos salvajes de Sabucedo.
Esta parroquia de A Estrada (Pontevedra) vuelve a protagonizar este fin de semana la lucha entre sus “bestias”, los caballos salvajes que viven en los montes de A Estrada, Forcarei y Cerdedo, y los “aloitadores”, hombres que con la única ayuda de su propio cuerpo y de unas tijeras se batirán a estos animales en un ritual de purificación ancestral que busca raparles las crines.
Cada primer fin de semana de julio esta fiesta es capaz de atraer a más de 25.000 personas que quieren vivir una experiencia que tiene su inicio en la leyenda de dos mujeres que, para combatir la peste que asoló este territorio gallego en el siglo XVI, escaparon al monte y ofrecieron al patrón de la parroquia dos yeguas a cambio de su protección frente al mal.
Cumplida su promesa y después de que la Iglesia no pudiera hacerse cargo de los animales, cuenta la tradición oral que las mujeres los liberaron en el monte, dando origen a una cita cuyo encanto ya traspasa las fronteras españolas.
El vicepresidente de la Asociación Rapa das Bestas, Felipe Castro, ha señalado a Efe que “el tiempo acompaña” este año, por lo que las perspectivas se presentan muy favorables y la gente está “encantada”.
Tres son las rapas que acoge cada edición, la primera, a las siete de la tarde del sábado, en la que los más jóvenes del pueblo, ansiosos por “aloitar” a los caballos, adquieren el protagonismo después de que los niños de Sabucedo, ayudados por sus progenitores, separen a los potros y yeguas preñadas para evitar que sufran daño alguno e iniciarse así en una tradición que “llevan en la sangre”.
Mañana el plato fuerte es a las doce del mediodía, con una contienda en la que a veces prima la estrategia sobre la fuerza.
Ya el lunes tiene lugar el tercer y último espectáculo, éste con fines totalmente solidarios, pues el importe íntegro de la entrada será destinado en su totalidad a la Asociación Española contra el Cáncer.
Esta Rapa das Bestas, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2007, recibe cada año a miles de visitantes procedentes principalmente del noroeste de la Península, que se desplazan para disfrutar de un espectáculo de gran intensidad que en la edición de este 2015 reúne a más de setenta profesionales de la comunicación procedentes de 14 países, tales como Turquía, Argentina, México, Ecuador, Chile y Polonia.
A este importante polo de promoción internacional se suman las campañas llevadas a cabo por Turismo de Galicia, la Diputación Provincial de Pontevedra y el propio consistorio local de A Estrada, que este año ha repetido experiencia y ha fletado un autobús para promocionar, en las principales ciudades gallegas, esta célebre cita.
El alcalde de A Estrada, José López Campos (PP), ha dicho que esta fiesta es “uno de los principales atractivos y buques insignia del turismo” de la localidad, junto al Pazo de Oca, la Fiesta del Salmón o los Xenerais do Ulla.
Una “fuente de riqueza” para Sabucedo y para todos los municipios de su entorno, ha añadido López Campos.
La Rapa das Bestas se despedirá a las tres de la tarde del próximo lunes, con la puesta en libertad de la manada, y con un pueblo que recuperará su rutina, pero que esperará ansioso la repetición, de nuevo por todo lo alto, de esta aclamada costumbre.
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Muy buen post. Gracias por compartirlo.